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Vega Baja

Historia

Rafal

Actualmente, el municipio de Rafal tiene una extensión de 1,62 Km2, situados todos ellos dentro del corazón de la Vega Baja, en la margen izquierda del Río Segura. A unos 50 km de la capital de la provincia. Sus cuatro puntos cardinales están flanqueados por las vecinas poblaciones de Callosa de Segura al norte, Benejúzar al sur, Almoradí al este y Orihuela al oeste.

Sus tierras arcillosas son especialmente fértiles, y en ellas, la mayoría de sus habitantes cultivan hortalizas y cítricos en régimen de minifundio.

Cuenta con una población de 3.100 habitantes.

No sería hasta la llegada de los árabes cuando nos encontremos a Rafal como un pequeño poblado. Los primeros repobladores árabes enviados por el califa, se instalaron en núcleos dispersos o abandonados por iberos o godos. Las tierras las dividían en alquerías y rahales. Estas no eran más que pequeños poblados o asentamientos en la huerta y cuyos pobladores eran dueños de la tierra, o en el caso de los rahales, fincas privadas de personas importantes o autoridades. En algunos momentos, varias de estas, llegaron a fusionarse formando un municipio y tomando el nombre de la más grande. Es el caso de Rafal, finca particular de algún mandatario. Con los árabes, llegaron diversas mejoras en regadío, técnicas de construcción con la llegada de las barracas y finalmente la introducción de los cítricos, las moreras y el algodón. En un primer momento, la vida de rafal no cambiaría con la reconquista de Orihuela en 1243, con los musulmanes trabajando hasta que llega la sublevación mudéjar en 1265. En ese momento, los musulmanes son expulsados, pierden sus propiedades y dejan a la agricultura en la quiebra. Llega también el reparto de Córdoba del rey Alfonso X, que era partidario de repartir las tierras entre los caballeros participantes en la conquista en porciones pequeñas, repoblándose la zona desde ese momento con familias catalanas y aragonesas. En el caso que nos ocupa, fue la familia Despuig la receptora de la finca Rahal Al-Wazir, que dependía de la jurisdicción oriolana y llevaba un año abandonada. Repoblada con 42 familias de Cataluña y Aragón, se les asignó una porción de tierra que no debían abandonar, cediendo la cuarta parte a la familia Despuig. En 1268, hubo una tercera repoblación, con la que se destinan familias para cubrir los vacíos, a la que hay que sumar una cuarta en 1272.

Antiguo molino harinero

En 1304, con la sentencia de Torrellas, la Vega Baja pasa a poder de la Corona de Aragón. Será poco después cuando llegue la gran epidemia del siglo, la de la peste bubónica. Es 1348 y la Vega Baja casi se despuebla íntegramente, necesitando familias castellanas venidas de Murcia para repoblarse. En esos momentos, la propiedad pasa a ser de la familia Monsí de Castañeda, que derogaron los contratos de arrendamiento y llevaron a la población rafaleña de arrendataria a campesinos mal pagados. A estos, les sucedió la familia García de Lasa. Por aquel entonces, con el paso de los años, la denominación había cambiado. El sufijo árabe Al-Wazir había desaparecido y la “h” de Rahal fue evolucionando hasta la f, por lo que la denominación sería desde entonces la de Rafal. Estamos ya a finales del siglo XVI y Rafal alcanza la denominación de señorío, siendo el primer señor Rafael García de Lasa. Posteriormente, su hija María, III Señora de Rafal, casó con Jerónimo de Rocamora y Thomas. Este, recibiría de la Corona Española el título de Marqués de Rafal, quedando suprimido el señorío. Este decidió pedir la segregación del territorio respecto de Orihuela y la concesión del Marquesado de Rafal para su hijo. En 1640 Rafal ya tenía personalidad jurídica propia con agricultores que trabajaban la tierra a perpetuidad, a cambio de no poder vender ese privilegio a foráneos y dar al propietario de las tierras una parte de la cosecha. A los primeros pobladores se les concedían diversas parcelas en carácter de arrendamiento mediante los llamados “Contratos Enfiteúticos”. Con este sistema se consiguió atraer a importantes contingentes de población que ocuparon el pueblo y los terrenos circundantes.
El relieve es totalmente llano, ya que el término municipal está asentado sobre terreno sedimentario, formado por los arrastres y avenidas del río. El suelo está compuesto por areniscas y arcillas que, junto con el agua, le dan fertilidad. Por esta razón, las tierras que rodean Rafal son zonas de cultivo variado, surcadas de canales y acequias para el riego y atravesadas por caminos y veredas que permiten pasear en contacto con la naturaleza.

En 1639 existían 20 casas, almazara, horno y taberna, una tienda, una bodega y la iglesia, con una carnicería y un molino, siendo barracas el resto de construcciones. El pueblo, eran entonces tres calles y una plaza, estando los negocios del pueblo arrendados para un año, reservándose el molino y el horno el marqués a modo de regalía. Del mismo modo, para la construcción de cualquier casa o barraca, se cedía a perpetuidad el terreno, que pasaba de padres a hijos siempre y cuando no vendiese, cediese o se abandonase el pueblo.

Hay que recordar que entre los S. XVII y XVIII, la autoridad la impondrá el Justicia, que debía solventar cualquier problema entre vecinos.

El cargo tenía una duración inicial de un año, siendo también el apoderado del Marqués, aunque se le podía reelegir.

La construcción de la Iglesia fue iniciada por el fundador del pueblo, Don Jerónimo, en 1639, finalizando en 1640 su primera fase. En esos momentos estaba el segundo  Marqués, Don Gaspar, que incorporó al escudo de los Rocamora el de los García de Lasa. La segunda fase de las obras de la iglesia, es de 1700, la tercera de 1830 y la cuarta y última, de 1927.

El segundo Marqués de Rafal fue el que encargó la imagen de la actual patrona la Virgen del Rosario, que está en el retablo de la Iglesia, y la campana que estaba en el pueblo de Rocamora. Fue terminada hacia el año 1700.

En 1789 Carlos III le otorgaría al marquesado de Rafal la Grandeza de España. En 1812, la Constitución, supuso la desaparición de los señoríos, excepto los de los nobles portadores de la Grandeza de España que hubiesen contribuido en la lucha contra el francés.

Llegados al siglo XX, hay que destacar la importancia del desaparecido Sindicato Agrícola de Rafal, fundado en 1920. En un principio, servía para comercializar productos agrícolas, pasando luego a desarrollar obras sociales, como la construcción de viviendas sociales, la electrificación del pueblo o la instalación de la electricidad y el teléfono. Tras la guerra civil, llegará el despegue económico, urbanístico y social. Se construyen el polideportivo, viviendas, llegan los Planes Generales de Ordenación Urbana, etc.



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