introdución

Introducción

Las procesiones pasionales de Orihuela, tal como se celebran ahora, arrancan de 1.759. En época anterior sólo se celebraba un desfile en Viernes Santo, día en que la Venerable Orden Tercera de San Francisco sacaba a la calle la procesión llamada "de la Penitencia" con la única imagen de Jesús Nazareno. Salía de la Iglesia de Monserrate y a lo largo del trayecto se representaban en vivo y al aire libre tres "pasos" o escenas de la Pasión en la Plaza de la Fruta, en la Puerta Nueva y el último en la puerta del convento de San Francisco. Por decisión de las autoridades dicocesanas fueron prohibidas estas representaciones en 1.748.

Los gremios, tan vinculados a la historia de las ciudades, y cuya antigüedad en Orihuela se remonta al siglo XV en que ya funcionaba una agrupación profesional de zapateros, silleros y carreros, se hicieron cargo en 1.772 de la conducción de las imágenes. La uniformidad es suplida frecuentemente por una simple capa distintiva. Hubo "pasos" tradicionalmente unidos a algún gremio: "La Oración del Huerto" la sacaban a hombros horneros y panaderos; "La Negación de San Pedro" la portaban los taberneros y "El Santo Entierro", por poner sólo unos ejemplos, lo sacaban por turno carpinteros, herreros, zapateros, alpargateros, sastres y albañiles. Finalizando el siglo XVIII se incorporan a los desfiles los "armaos".

En el siglo XIX, después del paréntesis ocasionado por la Guerra de Independencia, el fraile franciscano Mariano de la Concepción Luzón hace que se renueven algunos pasos, que salgan los "armaos", que se realice de nuevo la procesión organizada por la Congregación del Pilar y que en 1.852, el Martes Santo, salga desde San Gregorio la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Caída, obra realizada por Salzillo en 1.770.
Ya a mediados del siglo XIX, se celebra procesiones el Domingo de Ramos, Martes, Miércoles, Jueves y Viernes Santo.

Una de las manifestaciones más antiguas de estas celebraciones pasionales era la procesión del Pecado Mortal, desafortunadamente perdida desde hace un siglo y medio. Un reducido grupo de embozados recorrían las calles de la ciudad acompañándose de campanillas, pidiendo limosna al vecindario para celebrar misas por los que estaban en pecado mortal.

Puerta principal del Museo de la Semana Santa

Otra manifestación de las tradiciones cuaresmales oriolanas la constituye el canto de "La Pasión", felizmente rescatada y en auge. En época no muy remota los grupos se componían de cinco individuos que entonaban en las noches una especie de salmodia o de plegaria acompañados de un instrumento de tonos bajos, generalmente un bombardino.

Secular costumbre en la Semana Santa de Orihuela y en otras localidades del Levante español es el obsequio de caramelos que hacen los penitentes entre los conocidos y, en general, entre el público que presencia los desfiles. Según la tradición se hacía para mitigar un poco los largos y rigurosos ayunos de la Cuaresma.

Después del paréntesis de la Guerra Civil, las procesiones de Semana Santa de Orihuela logran su máximo esplendor agrupando en sus diferentes Cofradías y Hermandades innumerables personas de la ciudad y su huerta. Son miles los nazarenos que participan cada año en los desfiles penitenciales.

La escultura religiosa catalano-levantina alcanza singular brillo cuando ya las dos grandes escuelas barrocas del siglo XVII, la castellana y la andaluza, han agotado su inspiración. Escultores de formación italo-francesa como Bussi, Dupar y Nicolás Salzillo se van a establecer en el Sureste dejando una importante obra y propulsarán con sus enseñanzas el genio de artistas locales como Antonio y José Caro, o establecen, como en el caso de Nicolás Salzillo, un taller familiar del que saldrá el gran genio de la imaginería dieciochesca: Francisco Salzillo.

Es preciso señalar, que la imagineía procesional no se comprende debidamente en la quietud de un museo, ni siquiera en el silencio de una iglesia. Estas imágenes están concebidas para los desfiles procesionales, donde los elementos visuales y emocionales se conjugan para resaltar el verdadero valor de las tallas.

Las procesiones son anunciadas actualmente con un Pregón. Se estableció esta costumbre en 1.947. La Semana Santa de Orihuela está declarada de Interés Turístico Nacional desde el año 1.989.

Uno de sus grandes logros ha sido la construcción de un Museo de la Semana Santa. Este museo se halla enclavado en el antiguo solar del convento mercedario del siglo XV que con la ampliación hecha este año pasa a tener más 1.500 metros de exposición permanente donde se exhibirán todo el año una veintena de pasos. En las estancias superiores del museo se dispondrán oficinas y dependencias para que todas las agrupaciones pasionales puedan celebrar reuniones y programar sus actividades.

En esta Iglesia-Museo se conservan los tronos e imágenes pertenecientes a siete Cofradías y Hermandades de Semana Santa, con obras de fray Nicolás de Bussy, Salzillo, Coullaut-Valera, Enrique Galarza, Víctor de los Ríos, Quintín de Torre, Planes, etc. El resto hasta completar los treinta pasos que componen los desfiles procesionales permanecen en distintas Iglesias de la Ciudad (San Francisco, San Juan de la Penitencia, Santiago Apóstol, Santas Justa y Rufina y Santa Iglesia Catedral). Preside este museo una magnífica talla gótica del siglo XV de Ntra. Sra. de las Mercedes con restos de policromía rescatada de la ornacina de la parte superior de la puerta principal.

Durante la Semana Santa el pueblo de Orihuela respira un ambiente especial, que pueden comprobar todos cuantos asisten a sus procesiones. Los pasos de las distintas cofradías adornados con bellas flores y luces consiguen crear una majestuosa estampa a su paso por las calles oriolanas, al tiempo que provocan un intenso sentimiento religioso a los que son testigos de dichas procesiones. Los nazarenos desfilan con túnicas y vestas en rasos y terciopelos de los más variados colores, artísticos bordados en estandartes, banderas, escudos y guiones, tronos insignias, cruces penitenciales, bocinas, cirios y clarines y bandas de música completan nuestra Semana Santa y el canto tradicional de la Pasión desgarra el silencio de las noches.