La Comarca de la Vega Baja integra veintisiete municipios en tan sólo 953 km2, lo que se presenta como un territorio con muchos nexos en común reflejando una identidad socioeconómica propia. Según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) referentes al padrón del año 2007, la Comarca de la Vega Baja tiene un total de 361.292 habitantes distribuidos de la siguiente forma:
Población | Habitantes |
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Albatera | 11.102 |
Algorfa | 3.645 |
Almoradí | 17.945 |
Benejúzar | 5.419 |
Benferri | 1.601 |
Benijófar | 3.707 |
Bigastro | 6.588 |
Callosa de Segura | 17.423 |
Catral | 8.105 |
Cox | 6.414 |
Daya Nueva | 1.761 |
Daya Vieja | 459 |
Dolores | 6.954 |
Formentera del Segura | 3.518 |
Población | Habitantes |
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Granja de Rocamora | 2.271 |
Guardamar del Segura | 15.132 |
Jacarilla | 1.957 |
Los Montesinos | 4.284 |
Orihuela | 80.468 |
Pilar de la Horadada | 22.812 |
Rafal | 3.901 |
Redován | 6.982 |
Rojales | 17.543 |
San Fulgencio | 10.583 |
San Isidro | 1.561 |
San Miguel de Salinas | 7.625 |
Torrevieja | 94.006 |
El crecimiento económico, vinculado al turismo y al sector de la construcción, ha dado lugar a una dinámica demográfica que guarda una paralela correspondencia con este cambio, ya que niveles de renta más bajos coinciden con las poblaciones de marcado carácter agrícola, la mayoría situadas en el interior de la comarca, y por tanto menor crecimiento demográfico. Aunque en general, toda la Vega Baja, ha experimentado un gran aumento de población censada (en el año 2003: 193.933 habitantes en la comarca). Son los municipios del litoral y los más cercanos a ellos los que más han elevado los índices demográficos. Como ejemplo, San Fulgencio tenía una población en el 2001 de 1.600 habitantes frente a los 10.583 de la actualidad. En Rojales el número de habitantes para ese mismo año fue de 7.500, en la actualidad hay censados 17.543 habitantes y por último Guardamar del Segura ha pasado de 5.300 del año 2001 a 15.132 habitantes en el año 2007.
La Comarca de la Vega Baja del Segura ha experimentado una profunda transformación económica en los últimos años. El importante crecimiento inmobiliario ha llevado consigo el cambio en la actividad laboral, ha realzado el sector de la construcción y ha permitido una salida generalizada al desempleo crónico que existía en la comarca, ligado muy estrechamente a la agricultura. Todo esto ha motivado un cambio cualitativo de gran importancia para la comarca del Bajo Segura, pues ha dejado relegada al último lugar una actividad secular y prioritaria, como era la agricultura, al desarrollar una dedicación mayoritaria al sector servicios, seguida muy de cerca de la industria.
En la actualidad, la construcción y el turismo son los sectores más pujantes en las numerosas localidades de la comarca. La construcción es, sin duda, el motor que arrastra a todos los subsectores económicos vinculados a ella, lo que ha supuesto un importante crecimiento de la inmigración de muy diverso origen (magrebíes, bolivianos, colombianos, ecuatorianos, chinos, ciudadanos de la Europa del Este, etc.) En cuanto al sector turístico, alentado por el buen clima y la posibilidad de practicar el deporte del golf, así como la existencia de playas y puertos deportivos sumamente atractivos, ha dado lugar a la creación de una industria hotelera de calidad, que anteriormente no existía.
El sector tradicional productivo, la agricultura, ante la necesidad de agua, está perdiendo importancia, pese a que por el clima, calidad de las tierras y experiencia de los agricultores de la zona, la producción agrícola de la misma es de excelente calidad y muy competitiva. No obstante, la comarca es mayoritariamente de regadío, pese a lo extremado del clima y la escasez de agua, gracias al histórico aporte de las aguas del río Segura.